Sobre él, Bakhodyr Jalal dice que es un hombre que ha pasado fuego, agua y tuberías de cobre. El destino frente a los poderosos de este mundo a veces era favorable para él, y otras no. En su vida hubo altibajos. Pero este hombre, gracias al trabajo constante en sí mismo, el deseo constante de autoconocimiento y conocimiento del universo, logró a lo largo de los años lograr la armonía interior, como lo demuestra toda su vida.
Las obras del maestro adornan colecciones privadas y públicas en Uzbekistán y en el extranjero: se almacenan en el Palacio de Buckingham, el Museo Británico, la Galería Estatal Tretyakov y la fundación de la Confederación Internacional de Sindicatos de Artistas en Moscú. Incluyen la admiración por los maestros del Renacimiento italiano, y el homenaje a las tradiciones artísticas rusas, y la encarnación de motivos únicos de Asia Central, y ensayos muy exitosos en la vanguardia.